TRES MUJERES UNA PASIÓN - ETELVINA

Hola amigos, hoy les dejo la primer parte de un relato que intenta mostrar, tres mujeres, de distintas partes del mundo, con distintas profesiones y que solo tienen en común un sentimiento. Esto es una ficción, los personajes, los lugares y las costumbres narradas en ellas son simple creación mía, no tiene el fin de agredir ni criticar a nadie.

En un pueblo a orillas del Colastiné, donde la escasa población estaba formada por las  familias originales y sus descendientes, que  se fueron casando entre sí. Donde los nombres sobraban, todos tenían apodo y las calles se mencionaban de acuerdo al habitante más antiguo de la zona (por la calle de coca). En ese paraje tranquilo, donde los árboles entrelazaban sus ramas,  túnel oscuro poblado de pájaros, vivía doña Etelvina,  la "curandera".

Los años caían en su espalda como piedras y cada golpe le quitaba un aliento más de vida. Arrastraba sus pies por el piso de tierra, las paredes de adobe mantenían su rancho fresco en verano y caliente en invierno. En su escaso mobiliario no faltaba el altar a la virgencita, siempre con su jarrón de flores frescas.

Se levantaba cuando la luna se despedía saludando los primeros rayos de sol, alimentaba los animales, regaba las plantas y la huerta, para luego sentarse a tomar mates, esperando a la gente, bajo la parra, improvisada glorieta.

El oficio lo aprendió de su abuela, pesé a la oposición de su madre, que le auguraba una vida de pobreza y soledad.

Doña Isabel, sabía las propiedades de todas las plantas de la zona, preparaba con paciencia sus brebajes mientras charlaba con su nieta en un escaso dialecto costero, esta es para poder piyar, la rosada es para el  bobo, con estas hojas hace un té para la panza de los gurí, así los días fueron pasando y cuando apenas era una jovencita, con el don de Dios como decía su abuela, fue su turno de curar.

Nunca le dijeron bruja, la curandera es un ser de Dios, una profesión muy respetada y en esos lares  su palabra pesa más que la del médico.

Aún escuchaba la voz de la nona cuando confundida por los síntomas y pedidos, miraba los frascos de colores y los olía pensando en cual debía entregar.

Los designios de su madre se cumplieron, nunca tuvo familia, su trabajo le llevaba todo el tiempo y el estar disponible a cualquier hora era un impedimento para crear cualquier lazo de amor.

Pero hoy a sus setenta años revisaba su vida, mirando un colibrí bailando entre sus flores de burucuyá. No tuvo un hombre en su cama, ni hijos que criar, pero conocía a cada generación de su pueblo, los curó de la ojeadura cuando eran bebés, les sacó los parásitos cuando niños y cuando se cazaron les auguró amor eterno y  fertilidad, para luego curar a sus bebés.

No se arrepentía de nada, el amor a los demás era su vida, su motor era la pasión  que ponía en cada una de las sanaciones y algún día descansaría en los brazos del creador, con su misión cumplida.

HOY ES FIESTA CELEBRAMOS CON EL VOTO LA DEMOCRACIA

Hola amigos, ayer en mi país fueron las elecciones para renovar las Cámaras Legislativas Nacionales y Municipales. Cualquier elección es un festejo de la Democracia, las personas que vivieron la época de la dictadura saben lo importante que es un año más de Democracia, yo era una niña, pero cuando tenía doce años comencé a comprender lo que había pasado en esa época oscura.
Siempre me sentí identificada con esa generación que perdimos, esos jóvenes con ideales que querían un mundo más justo, más equitativo, que lucharon por la libertad.
Me tocó vivir los primeros años de Democracia, con gobiernos débiles y el fantasma amenazante de los militares. Luego vinieron las épocas de corrupción y traición a los ideales, la inestabilidad económica, la falta de trabajo, la miseria asolando mi pueblo y la violencia. Muchos años pasaron, hoy la gente a madurado y con los años aprendió de sus errores.
Una vez Cortázar dijo" nosotros la gente de la cultura somos exiliados físicos pero además somos exiliados culturales y lo que más lamento es que esa generación se va a educar sin  cultura y los militares van a lograr su cometido tener jóvenes robot, que no sepan pensar".
Es lamentable, pero tenía razón lejos de una cultura pensante, crítica y denunciante de la realidad del pueblo, una generación se crió sin pensar por sí misma. Pero hoy treinta años más tarde, nos hemos transformados en ciudadanos, hemos ejercitado la mente y sabemos elegir, podemos ver más allá de las campañas  propagandistas, podemos detectar la mentira y los más importante votamos.
Ya pasaron las épocas donde enojados con los políticos no concurríamos a las urnas y dejábamos que las minorías tomaran el poder. Hoy votamos, elegimos en forma crítica y pensante sin temor a equivocarnos. Hoy la fiesta cívica es completa, porque el pueblo participa y da un mensaje ya no desde el voto en blanco sino desde sus elegidos.
La generación robot de Cortázar se creo su propio cerebro y los jóvenes de hoy que nacieron en democracia vivieron todos los idas y vueltas formando su propia visión del país.
HOY ES FIESTA, CELEBRAMOS LA DEMOCRACIA NADA MÁS Y NADA MENOS, EN HOMENAJE A LOS QUE PERDIERON SU VIDA POR LA LIBERTAD, HOY  LOS RECORDAMOS EMITIENDO UN VOTO MÁS.

MADRES DE PROPAGANDAS VS MADRES REALES

Hola amigos, lo he pensado durante muchos años, incluso lo he hablado con mi psicólogo cuando mi autoestima esta por el piso y las culpas llenan mi mente.
Las madres de propagandas hacen que creamos que existe una madre perfecta y que nosotros estamos muy lejos de serlo.
Por ejemplo, esas madres que saltan la tabla de planchar para ir a jugar con sus hijos. Primero a cuántas mujeres nos gusta planchar, entre mis amigas ninguna, segundo ¿saltamos cual gimnasta para correr al lado de nuestros hijos cuando estamos haciendo algo del hogar?, lo dudo, todo tiene un momento y tercero ¿somos malas madres por seguir lavando los platos mientras nuestro hijo juega?.
A mi entender, es totalmente ridículo creer que una madre que ve pasar a su hijo con un juguete, salte una tabla para ir con él y el no hacerlo no nos hace malas madres como la publicidad nos hacer ver.
Es más probable que siga con sus actividades, porque si uno quiere jugar con su hijo hay momentos que puede destinarlos a eso y no por seguir haciendo algo debemos sentirnos mal.

Otra propaganda que me molesta es cuando un bebé llora y la mamá toda sonriente, en la noche se levanta y le canta una canción, mientras el marido desde la puerta la mira. Cuando tu hijo llora en la noche, primero cuando son bebés no lloran una sola vez, segundo nunca nos levantamos espléndidas con la cara perfecta y sonriendo alzamos a nuestro hijo, generalmente estamos somnolientas, con la cara de agotada total y alzamos nuestro hijo no sonriendo sino con cara de robot sincronizado y tercero nunca nuestro marido se va a levantar con nosotros, solo para mirarnos como le cantamos a nuestro hijo, en la vida real o se turnan para levantarse, lo que implica que el duerme cuando nos toca a nosotros o siempre nos levantamos nosotros para no interrumpir su sueño, lo que él hace sin siquiera notar que nuestro bebé lloró.
Entonces, porque las publicidades se empeñan en mostrar una realidad que no es, con el simple fin de hacernos sentir que no somos normales, cuando en verdad es la madre de la propaganda la que no es normal.


Nadie nace con un libro bajo el brazo, que diga como ser padres. Uno aprende en el camino, a veces comete errores como en todo aprendizaje, pero de nada ayuda que nos muestren algo que nos haga creer que algo hicimos mal.
Ya demasiada culpa tienen los padres de hoy con la constante crítica de los noticieros y las frases de las abuelas, donde comparan nuestra época con las de ellas, sin saber que los niños que hoy nacen, no son iguales a nosotros y que los peligros, los miedos y los elementos que nosotros hoy enfrentamos ellos tuvieron la suerte de no tener que enfrentar.
Así que mi humilde opinión es algo que aprendí con los años, "no existe la madre perfecta", "la propaganda solo intenta vender un producto" y por ultimo, "cada cual educa a sus hijos como puede y como quiere, nadie es dueño de la verdad y uno intenta hacer lo mejor, serán nuestros propios hijos los jueces, al momento de decirnos como lo hicimos, los únicos que pueden calificar su propia crianza e incluso ellos puede llegar a  juzgarnos mal".