UNA NUEVA VIDA

UNA NUEVA VIDA
un nuevo inicio para mí

BIENVENIDOS A MI NUEVO BLOG

HOLA AMIGOS ESTE ES EL NUEVO BLOG AL QUE ME INVITARON A PARTICIPAR. SON CINCO MUJERES QUE ESCRIBEN PARA UNA REVISTA Y EN ESTE BLOG DEBATEN Y OPINAN SOBRE LAS NOTAS DE SUS COMPAÑERAS. CADA UNA TIENE UN PUNTO DE VISTA. LIHUE, MÍSTICA. LUCRECIA, SEXO. MILENA, MITOLOGÍA E HISTORIA. MARÍA, RELIGIÓN Y YO PARTICIPO COMO ANDREA UNA MUJER COMÚN. ESPERO LES GUSTE.SOLO DEBEN HACER CLIK EN EL NOMBRE. CINCO VOCES EN LA MESA.












domingo, 20 de noviembre de 2011

EL ULTIMO RECURSO



Hola amigos, aquí le dejo un poema escrito entre cigarrillos y café, con la mente en blanco.




EL ÚLTIMO RECURSO


Los ojos rojos y sesgados de cansancio,

la mente en blanco.

La musa duerme,

mientras mi cuerpo se estremece de ideas aún latentes.


Abandono tiempo y espacio,

viajo por las palabras, los sonidos, los rumores lejanos,

vuelvo a mi mesa aún con el lápiz en la mano,

esbozo una frase, luego un párrafo,

una imagen emerge poderosa de la hoja

y me invita a seguir su rastro.




Me alejo de la escena,

estiro mis brazos como buscando la luna

para bañarme en su blancura.

Mis pasos siguen rodeando la mesa

y en un intervalo, tomo el pocillo,

como último recurso de este literato.









MI EXPERIENCIA EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO LETRAS DE BOLSILLO



Hola amigos, hace un tiempo les conté mi participación en un encuentro Literario en Los Cocos Córdoba, el viernes presentamos el libro del Taller literario " El Patio" llamado "Letras de Bolsillo", fue algo extraño, sentirse homenajeada como escritora, frente a una audiencia muy amplia.

Los nervios comenzaron temprano ese día, no pude dormir y luego fui a dar clases media dormida, gracias a Dios mis alumnos están acostumbrados a ver mi cara de dopada y no supieron distinguir si se trataba de lo mismo o de la falta de sueño. A la siesta luego de dormir, pegué un salto y comencé con los preparativos, planchar la ropa de mis hombres, que orgullosos planeaban verme, porque es el primer acontecimiento donde ven a su mamá como escritora.

Pero, como siempre ocurre en casa las demoras en el baño y el transito en el puente hicieron que mis nervios llegaran a la luna y bajaran lentamente cuando llegue media hora tarde al encuentro.

Estas presentaciones por suerte suelen demorar su comienzo, entonces comencé a relajarme, luego de pegar las laminas y los dibujos, porque la presentación incluía una muestra de artistas plásticos ilustrando nuestros trabajos, todo listo nos sentamos para dar comienzo al encuentro. Una presentación muy ilustrativa de Héctor Martín Rotger que nos llevó a un viaje por las letras, la palabra, la poesía y la narrativa. Luego cada una de nosotros leyó algo de lo publicado. En mi caso el cuento tenía cinco hojas así que tuve que hacer una presentación del mismo donde dejaba abierto el final con punto suspensivos y una intriga en el espectador que los invitaba a comprar el libro.

Toda mi familia estaba ahí, mis padres, mi hermana y mis hijos con mi marido, fue una experiencia muy linda.

Ahora tengo en mis casa una hermosa colección de antología que incluye, diez libros de trescientas paginas que traje de Córdoba y veinte libros de treinta páginas que traje del taller, en las dos antologías estoy yo, solo espero que mis obra llegue tan lejos como mi esperanza de atravesar los muros del silencio con la palabra.

Los dejo con una foto del encuentro de córdoba y cuando tenga una de la presentación del viernes se las cuelgo en el blog.

martes, 8 de noviembre de 2011

UNA TRAVESÍA MUY PARTICULAR



Hola amigos, unas entradas atrás les conté de mis avances como escritora, este fin de semana me toco ir al encuentro de Escritura Compartida del cual era finalista. Yo fiel a mi baja autoestima, no le dije a nadie que iba, salvo a mis padres que les tocaba ser niñero de mis hijos, porque el terror que tenía me hacía pensar que me iba a encerrar en la habitación y no iba a poder salir, para evitar ese trauma lo llevé a él, pero mi hijo que estaba orgullosa de su madre se encargó de contarle a todo el barrio, almacenera incluida y por supuesto a su señorita. Es lógico que mi hijo cuente este acontecimiento, porque gracias al padre, que no sabía como explicarle porque íbamos al certamen, le dijo que era como una entrega de los Martín Fierro, así que él esperaba verme llegar con una especie de estatuilla con mi nombre y yo explicándole al que me preguntaba que iba a un simple encuentro sin posibilidades de ganar nada, pero el barrio ya esta convulcionado y esperaban ansiosos mi llegada.

Así comenzó esta travesía, subo al micro y los asientos que había reservado para estar cómoda mágicamente habían cambiado de lugar, encima como no podía creer el error me quedé parada mirando y en una curva terminé estampada contra la ventana, atravesando todo el pasillo arriba de la que estaba cómodamente durmiendo en el asiento que me tocaba. Resignada me senté donde correspondía, apenas podía pasar mis piernas y el señor de adelante que estaba durmiendo, quedaba a veinte centímetros de mi cara, así pasé el viaje con la rodilla doblada porque no se me ocurrió mejor cosa que llevar la computadora y por miedo al robo, la tenía en el medio de las piernas para preservarla. A las cinco y media llegamos a la terminal, ahí nos recorrimos los tres pisos de la misma buscando la boletería para comprar el pasaje al lugar de destino final y alguien que nos caliente agua para el mate, luego de una hora de subir y bajar pisos con la maleta, la compu, el bolso y todo esas pavadas que llevamos a los viajes y no usamos, cansados de caminar nos sentamos a esperar que abran la boletería, resignados ya de poder matear. A las siete en punto subimos al otro micro, que se anunciaba como directo, pero como lechero viejo fue parando en las esquinas y en todos los pueblos que había desde la ciudad a nuestro destino. En el recorrido, le comunique al chofer en que parada debía bajarnos, a lo que de mala gana me comunicó que no tenía ni idea de que le estaba hablando, por lo que al llegar al ciudad dijo acá paro y nos bajamos, tristemente descubrimos que nos habían dejado cuarenta cuadras antes, no conseguíamos remis, nuestros compañeros de viaje una chica y un anciano, estaban esperando y luego de media hora cuando habíamos decidido ir caminando porque según una persona del lugar estábamos a solo diez cuadras, apareció el remis, todos amontonados para no esperar media hora más nos subimos los cuatro.

Al llegar a la habitación descubro que perdí en el colectivo del chofer mala onda, mi hermosa flor para adornar mi cabello y mi cigarrera, elementos indispensable a la hora del calor y los nervios previos al certamen. Así que me pasé los tres días con los cabellos revueltos y sueltos y mendigando un encendedor a cuanto fumador encontraba en el camino y cada vez que lograba encender un cigarrillo en la galería se largaba a llover, como dijo alguien parecía la vieja que anuncia la lluvia cuando se acerca al a puerta.

Mi marido enseguida encontró otros acompañantes y planearon entretenimiento para todo el fin de semana, la única que fue a trabajar era yo, gran verdad, en la ronda de lectura mi temor se hizo presente y leí como dicen mis amigas con voz cavernosa del terror, encima al escuchar las creaciones de las demás me preguntaba una y otra vez que hacía yo ahí, bajando mi autoestima al subsuelo cuarto nivel, esa noche mientras mi marido jugaba un partido interminable de truco, yo me quedé hablando con dos escritores, no sé es ese instinto que me hace acercarme a las personas especiales, pero lo más importante tenía piel con ellos, que siempre fue lo que me guió en la vida a la hora de elegir acompañantes de ruta.

Nos quedamos hasta las dos de la mañana de charlas y jugadas al otro día el taller de escritura, las musas estaban tan dormidas como yo, pero para mi asombro en el taller salieron primeros ellos los trasnochadores amigos y segunda yo.

Esa tarde llovía y descubro al llegar a la habitación la puerta de par en par, me robaron algo , no, cansada me acuesto a dormir y un ruido molesto no me dejaba en paz, miro abajo de la cama como en las películas de terror con temor de encontrar un fantasma, pero no, se había metido un perro y encima que no se iba pese a mis gritos de "fuira bicho" al dirigirse lentamente a la salida descubro que me meo la habitación, si señores a esta altura yo no sabía si la mala suerte me acompañaba o estaba literalmente meada por los elefantes.

Así fue esta tediosa travesía, aunque no termina ahí el viaje de entrega de los Martín Fierro.